CARRITO DE COMPRA
Seguir comprando Ver Carrito

IV Semana de Adviento: "Alégrate, llena de Gracia, el Señor está Contigo"

  • Inicio
  • IV Semana de Adviento: "Alégrate, llena de Gracia, el Señor está Contigo"
16 Dic

El “sí” de María no representa sólo un acto de sumisión a la voluntad de Dios (a través del ángel), sino un consentimiento activo y responsable. El diálogo del ángel Gabriel con la Virgen María se articula en tres momentos: el saludo y el mensaje, el anuncio de la maternidad mesiánica y la revelación de la maternidad divina en el anuncio. María plantea una dificultad. ¿Cómo sucederá esto? Ella concebirá por obra del Espíritu Santo, fuente de vida, que descenderá sobre María, y el poder del Dios Altísimo la cubrirá con su sombra. Todo demuestra que Dios quiere salvar a los hombres a través de los hombres. Cómo María, en la Anunciación, aceptó el mensaje de Dios.

Jesús no es sólo un hijo de la historia humana. Él es el Hijo de Dios. Su madre es humana. Su padre es divino. Él nos enseñará el Diseño de Dios para que todos seamos libres y vivos, para llegar a ser lo que Dios desea. El nombre “Jesús” significa “Dios salva”. María es la que contribuyó decisivamente a la liberación del pueblo de Dios. Interfiere positivamente con la nueva creación en Cristo a través del Espíritu Santo. Jesús no es sólo un hijo de la historia humana. Él es el Hijo de Dios. Su madre es humana. Su padre es Dios (Espíritu Santo) y José desempeña el papel de padre adoptivo y amoroso del Señor.

El Señor quiere habitar en nuestros corazones, en nuestras familias y en nuestras comunidades. Para ello, es necesario que le abramos las puertas, para que entre y se haga parte de nuestra vida. Dejándonos transformar por su amor y embriagarnos por la alegría deseada por el ángel para María, seremos también nosotros portadores y testigos del misterio de la Encarnación.

El Evangelio presenta a Jesús como siendo, auténticamente, el "Dios con nosotros", es decir, Dios que sale al encuentro del ser humano y asume su condición mortal, con el único fin de presentarle una propuesta de salvación. En cuanto a nosotros, por esta motivación, debemos acoger, brazos abiertos, los planes del Señor para nuestras vidas, llegando así a la santificación y felicidad perpetua.

P. José Carlos de Freitas Júnior, SSP

Artículos recientes
Scroll To TopScroll To Top
cerrar