Que la Eucaristía impregne todo nuestro ser
Me pasó como a Juan y Andrés cuando escucharon de Juan el Bautista: “Ese es el Cordero de Dios” les dijo, señalando a Jesús. Ellos no se conformaron con lo que escucharon de Juan, sino que quisieron tener su propia experiencia: “fueron y vieron donde vivía”. Yo escuché hablar de la Eucaristía, de la presencia de Jesús en el Sagrario y quise tener mi propia experiencia, quise encontrarme con Él.