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La Eucaristía en la Biblia

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06 Jun

La Eucaristía, como sacramento central de la Iglesia, tiene sus raíces en los relatos de la Última Cena de Jesús con sus discípulos. En los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), Jesús instituyó la Eucaristía durante la celebración de la Cena Pascual Judía, tomando pan y vino, pronunciando las palabras: "Esto es mi cuerpo" y "Esta copa es la nueva alianza en mi sangre" (Mt 26, 26-28, Lc 22, 19-20). De esta forma, se convierte en la Nueva Pascua Cristiana, en la que Jesús es el Cordero del cual comemos. 1Cor 5, 7 dice: “Eliminen la levadura vieja, para ser masa nueva, pues son ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado”.

1Cor 11, 23-26 y Lc 22, 19 proporcionan una perspectiva adicional de la institución de la Eucaristía, subrayando la importancia como rito memorial de Cristo. Lo que implica que, cada vez que participamos de la Eucaristía, nos vinculamos con la entrega y sacrificio expiatorio de Jesús en la cruz. Pablo en 1Cor 11, 17-22 también establece una relación entre la Eucaristía y la dimensión social de la comunidad cristiana: no puede haber exclusión y marginación social al realizarse la Cena del Señor. Por eso, instruye a la comunidad de Corinto sobre la necesidad de discernir el Cuerpo de Cristo y no convertir la Eucaristía en una cena donde se discrimina a las personas.

La Eucaristía, como memorial de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, se enraíza en la tradición judía de la comida pascual. El pan y el vino, símbolos de sustento y celebración, adquieren un significado más profundo como cuerpo y sangre de Cristo en la Eucaristía.

A través de estas referencias bíblicas, la Eucaristía se revela como un acto central de adoración y comunión, donde los fieles participan en el misterio redentor de Cristo, renovando su alianza, compromiso con la fe y la comunidad cristiana. La Eucaristía es el medio por el cual participamos de la comunión con Dios a través de la participación de la vida del Hijo y lo hacemos como comunidad fraterna. En Rm 8, 29 Pablo dice: “Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo”. Esta es la finalidad de la Eucaristía: conformarnos con aquello que comemos para ser nosotros Cuerpo de Cristo.

Luis Eduardo Breña Solano

Centro Bíblico San Pablo

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