El papa Francisco, en el mensaje para la 53ª Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales (que se celebró en toda la Iglesia el Domingo de la Ascensión del Señor), enfoca su atención en esta dimensión auténtica y genuina de la comunicación humana: generar comunidad.
A continuación resaltamos algunas frases significativas del mensaje del Papa Francisco que nos ayudan a forjarnos una visión crítica de la social network community:
Hay que reconocer que, por un lado, las redes sociales sirven para que estemos más en contacto, nos encontremos y ayudemos los unos a los otros; pero por otro, se prestan también a un uso manipulador de los datos personales con la finalidad de obtener ventajas políticas y económicas, sin el respeto debido a la persona y a sus derechos. Entre los más jóvenes, las estadísticas revelan que uno de cada cuatro chicos se ha visto envuelto en episodios de acoso cibernético.
Las comunidades de las redes sociales consiguen dar prueba de cohesión y solidaridad; pero a menudo se quedan solamente en agregaciones de individuos que se agrupan en torno a intereses o temas caracterizados por vínculos débiles. Además, la identidad en las redes sociales se basa demasiadas veces en la contraposición frente al otro, frente al que no pertenece al grupo: este se define a partir de lo que divide en lugar de lo que une, dejando espacio a la sospecha y a la explosión de todo tipo de prejuicios (étnicos, sexuales, religiosos y otros). Esta tendencia alimenta grupos que excluyen la heterogeneidad, que favorecen, también en el ambiente digital, un individualismo desenfrenado, terminando a veces por fomentar espirales de odio.
La red constituye una ocasión para favorecer el encuentro con los demás, pero puede también potenciar nuestro autoaislamiento, como una telaraña que atrapa. Los jóvenes son los más expuestos a la ilusión de pensar que las redes sociales satisfacen completamente en el plano relacional; se llega así al peligroso fenómeno de los jóvenes que se convierten en “ermitaños sociales”, con el consiguiente riesgo de apartarse completamente de la sociedad.
De las “Redes” a la “Comunidad”
El Papa nos provoca a pensar la comunidad desde la metáfora del “cuerpo y los miembros” (Ef 4,25), tomada del apóstol San Pablo: se trata de comprendernos en reciprocidad y pertenencia unos de otros. Nos recuerda la frase de San Basilio, Padre de la Iglesia: “Nada es tan específico de nuestra naturaleza como el entrar en relación unos con otros, el tener necesidad unos de otros”. Ser comunidad implica reconocer en el otro no a un adversario o competidor ante quien me defino por contraposición, sino una persona con la que construyo una relación de comunión.
Francisco arraiga la certeza de este camino, no en buenas intenciones, sino en la fe que profesamos: Esta capacidad de comprensión y de comunicación entre las personas humanas tiene su fundamento en la comunión de amor entre las Personas divinas. Dios no es soledad, sino comunión; es amor, y, por ello, comunicación, porque el amor siempre comunica, es más, se comunica a sí mismo para encontrar al otro. Para comunicar con nosotros y para comunicarse a nosotros, Dios se adapta a nuestro lenguaje, estableciendo en la historia un verdadero diálogo con la humanidad… En virtud de nuestro ser creados a imagen y semejanza de Dios, que es comunión y comunicación-de-sí, llevamos siempre en el corazón la nostalgia de vivir en comunión, de pertenecer a una comunidad.
Llamados a Humanizar la Comunicación
La Iglesia, dice el Papa, es una red tejida por la comunión eucarística, donde la unión no se funda sobre los “Like” sino sobre el “Amén”, es decir, sobre la adhesión al Cuerpo de Cristo acogiendo a los demás. La unidad que estamos llamados a vivir en la Iglesia y proyectar en el mundo va más allá de los intereses, gustos o preferencias, se forja y se consolida desde nuestro ser creados a imagen y semejanza de Dios, que es comunión, y que nos impulsa siempre a generar el encuentro, la proximidad y el diálogo.
En este sentido, el mensaje del Papa nos invita humanizar la comunicación, especialmente en el ambiente digital: que la facilidad de estar en relación con tantos desde nuestros dispositivos no enfríe el calor del “cara a cara”. Que la calidad y honestidad de nuestras relaciones tengan la misma intensidad “on line” y “off line”.
Comunicando el Evangelio, como Pablo
La Iglesia necesita del compromiso y el aporte de todos para hacer realidad, en este mundo acelerado, fragmentado e hiperconectado, una cultura que valore el estar con el otro, que motive el diálogo con todos, que intensifique la calidad de la comunicación sobre la cantidad de información y datos… En este empeño también es necesario el aporte de los sacerdotes y consagrados/as que, asumiendo la comunicación del Evangelio como estilo de vida, propongan a los hombres y mujeres de hoy la Buena Noticia siempre renovada de Jesús, al estilo del más grande misionero y comunicador de todos los tiempos: el apóstol San Pablo.
Llamados/as a ser apóstoles y comunicadores de la Buena Nueva en el mundo de hoy, la Familia Paulina renueva el anhelo del Beato Santiago Alberione de ser “San Pablo vivo hoy”, consagrando nuestra vida a la construcción de la cultura del encuentro desde y con la comunicación y, junto con toda la Iglesia construyamos “una red que abre camino al diálogo, al encuentro, a la sonrisa, a la caricia”.
P. Alberto Scalenghe
Director regional
Sociedad de San Pablo