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    Que la Eucaristía impregne todo nuestro ser

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    28 Jun

    Me pasó como a Juan y Andrés cuando escucharon de Juan el Bautista: “Ese es el Cordero de Dios” les dijo, señalando a Jesús. Ellos no se conformaron con lo que escucharon de Juan, sino que quisieron tener su propia experiencia: “fueron y vieron donde vivía”. Yo escuché hablar de la Eucaristía, de la presencia de Jesús en el Sagrario y quise tener mi propia experiencia, quise encontrarme con Él.

    Encontré que el Jesús de nuestras celebraciones eucarísticas y de nuestros Sagrarios es el mismo Jesús del Evangelio, un Jesús vivo, real, con ojos para mirar, oídos para escuchar, boca para hablar, manos para bendecir, corazón para amar, con deseos de hablar, escuchar, amar a cada persona que se acerca a Él…y Él también me esperaba.

    A veces, nosotros creemos que Jesús en el sagrario está estático y pasivo, en cambio, es una presencia dinámica y dialogante. A mi Jesús le gusta hablar, le gusta callar… (es bueno hacer experiencias de ponernos delante de Él y estar en silencio, escuchando su silencio… da paz). El Tú del Sagrario reclama un yo que se comunique con Él para transmitirle mis propias necesidades, mi propia vida y lo ponga a sus pies para que sea Él quien me dé la respuesta y me ilumine. Es una relación dialogante y cariñosa.

    Vivir el misterio eucarístico en la vida diaria es lo que mi Fundador, San Manuel González, llama “EUCARISTIZAR”, lo que significa que la Eucaristía no sólo se quede en el Sacrificio de la Misa, sino que realmente se extienda e impregne todo el ser, lo que es vivir “de cara al Sagrario” o sea, como si estuvieras delante de Él. Jesús me ha dicho que “ha venido para darnos vida, y darla en abundancia” (Jn 10,10-11) y que “Si no comemos la carne del Hijo del Hombre, no tendremos vida en nosotros” (Jn 6, 52-59), y esa vida sólo la podemos recibir de Jesús Eucaristía.

    Hay muchas personas que no conocen el tesoro que es tener a Jesús viviendo cerca de nosotros en la Eucaristía, y quiero seguir dedicando mi vida para ayudar a hacer que cada persona llegue a “experimentar” la Presencia de Jesús entre nosotros y reciba la VIDA que de ahí brota. El Papa Francisco nos dice que deberíamos asombrarnos ante ese Misterio Eucarístico. Estamos tan acostumbrados a nuestras celebraciones que a veces perdemos el asombro ante el gran milagro que presenciamos. Les deseo que un feliz encuentro con mi Jesús en la Eucaristía y déjense sorprender por Él.

    Hna. María del Pilar González

    Misionera Eucarística de Nazareth

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