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Un Milagro para los demás

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28 Oct

Don Jesús, una vez dado de alta, esperó unos días y, en compañía de Manuel, su nieto, se fue a las Nazarenas a agradecer al Señor. Raro octubre del 2020, con restricciones, la neblina matinal de Lima envolvía todo como en un ambiente de tristeza. Este año, no saldría a las calles el Señor de los Milagros. Sin embargo, así como Jesús, algunos otros devotos fueron también al concurrido santuario, quedándose afuera, con las manos tocando las frías rejas del atrio. Algunos con estampitas, detentes, hábitos que se acompañaban con las mascarillas y los protectores faciales. Manuel vio a su abuelo entre lágrimas, agradeciendo. Hacía poco la abuela Natalia había partido a la eternidad, no pudo resistir.

Don Jesús, secándose las lágrimas, se despidió del Señor de los Milagros, prometiéndole volver, encomendando a su nieto y a toda su familia. Llegaron al mediodía, abrieron la bodega y antes de atender, hubo una conversación entre nieto y abuelo. Jesús tenía preparadas unas bolsas con víveres, mascarillas y alcohol en gel. Manuel le interroga, lo resondra porque no pone a la venta lo que había allí: arroz, leche, fideos, etc. Pero Manuel, con su sabiduría, mira con ternura a su nieto y le dice: “Mira, hijo, hace unos momentos, tú y yo íbamos a ver al Señor de los Milagros y a pedirle por nuestra familia, agradeciendo mi salud y la tuya.

Allí me acordé del testimonio del padre Miguel, un sacerdote del Rímac, que en medio de la pandemia ayudó a los más necesitados, sin mirar a quién, y que murió sirviendo al prójimo. Ese padre no solo hacía “milagros” para dar de comer a la gente, sino que con su vida se hizo milagro para los demás. Allí se muestra, hijito, que somos devotos del Señor, convirtiéndonos en sus testigos, siendo un “milagro” para los demás. Por eso, quizá nuestra poca ayuda puede significar mucho para algunas familias que la están pasando mal”. En eso, llegó a la tienda doña Rosa, la primera beneficiaria del “combo milagroso” de don Jesús.

Manuel se retractó de su actitud, ambos recordaron a muchos “héroes” de la pandemia como el Ángel del oxígeno, médicos y enfermeras, peruanos y peruanas que, sin quererlo, extendieron la presencia del Señor de los Milagros y que dan al Perú una cara distinta, en su bicentenario de independencia. Un Perú solidario, revestido del hábito del Cristo Moreno, hábito de caridad y solidaridad.

Hno. José Miguel Villaverde, SSP

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