Nació en San Lorenzo di Fossano, Italia, en 1884. Sintió la llamada del Señor desde muy niño. El primer año de la escuela elemental, al preguntarle la maestra qué haría cuando fuera mayor, respondió: “Quiero ser cura”. Los años de su niñez se orientaron en esa dirección y a los 16 años fue admitido en el seminario de Alba.
La noche del 31 de diciembre del año 1900, el entonces seminarista Alberione, ora durante cuatro horas seguidas delante del Santísimo. Es allí que, desde la Hostia, recibió una luz especial de Dios y descubre su futuro, comprometiéndose a prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo: servir a la Iglesia con los nuevos medios que el ingenio humano presentaba.
En el 1907, es ordenado sacerdote y en 1914, fundó la Sociedad de San Pablo, una congregación religiosa dedicada a la evangelización con los medios de comunicación social, que años más tarde comenzó a editar la revista “Familia Cristiana”, una de las publicaciones católicas más importantes de Italia, así como la publicación de millones de libros y otros materiales religiosos en todo el mundo. P. Alberione decía a los paulinos: “Cada mostrador para ustedes es un púlpito para la evangelización”. La congregación creció rápidamente y se extendió a varios países, convirtiéndose en una de las más importantes en el mundo de la comunicación religiosa. Padre Alberione fue incansable y fundó 9 Institutos más: las Hijas de San Pablo, las Hermanas Discípulas del Divino Maestro, las Hermanas de Jesús Buen Pastor, las Hermanas de la Reina de los Apóstoles, los Institutos se-culares San Gabriel Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote, Santa Familia y Cooperadores Paulinos. Cada uno de estos Institutos forman la Familia Paulina y todas comparten la visión de su fundador: llevar la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo y de todas las formas posibles.
A lo largo de su vida, P. Alberione fue un líder innovador y visionario en el mundo de la comunicación, siempre buscando formas nuevas y creativas de llegar a las personas con el mensaje de Cristo. Promovió la difusión de la Biblia y la pastoral bíblica en ámbito católico en tiempos anteriores al Concilio Vaticano II, donde las Escrituras aún estaban lejanas para las manos de los fieles. Con el impulso renovador del Concilio, siguió favoreciendo la realización de ediciones bíblicas populares y pastorales, para que la Palabra de Dios esté en cada familia. Falleció en 1971, pero su legado sigue vivo en la Sociedad de San Pablo y en las otras congregaciones religiosas que fundó. Su visión y pasión por la evangelización a través de los medios de comunicación continúan inspirando a generaciones de católicos y comunicadores religiosos en todo el mundo. En el año 2003, san Juan Pablo II lo declaró beato.
Equipo Editorial