Sacramento del amor: “La Eucarística nos llama al primado de Dios y al amor a los hermanos. Este Pan es por excelencia el Sacramento del amor. Es Cristo que se ofrece por nosotros y nos pide que hagamos lo mismo, para que nuestra vida se convierta en pan que alimenta a los hermanos” (Junio 2023).
¡La Eucaristía sana! “Jesús se hace frágil como el pan que se rompe y se desmigaja. Pero precisamente ahí radica su fuerza. En la Eucaristía la fragilidad es fuerza: fuerza del amor que se hace pequeño para ser acogido y no temido; fuerza del amor que se parte y se divide para alimentar y dar vida; fuerza del amor que se fragmenta para reunirnos en la unidad. La Eucaristía sana porque nos une a Jesús: nos hace asimilar su manera de vivir, su capacidad de partirse y entregarse a los hermanos, de responder al mal con el bien” (Junio 2021).
Comienzo del cielo en la tierra: La Eucaristía no es una oración privada o una bella experiencia espiritual, no es una simple conmemoración de aquello que Jesús ha hecho en la Última Cena. La Eucaristía es 'memorial', o sea un gesto que actualiza y hace presente el evento de la muerte y resurrección de Jesús: el pan es realmente su Cuerpo ofrecido por nosotros, el vino es realmente su Sangre derramada por nosotros… Por eso, vivir en comunión real con Jesús sobre esta tierra nos hace ya pasar de la muerte a la vida. El cielo comienza precisamente en esta comunión con Jesús" (Agosto 2015).
Alimento para los pecadores: “es un alimento que restaura y nutre verdaderamente, sacia en sumo grado no el cuerpo, sino el corazón; no la carne, sino el espíritu; no las vísceras, sino el alma. El hombre tenía necesidad de un alimento espiritual, y el Salvador misericordioso proveyó, con piadosa atención, al alimento del alma con el manjar mejor y más noble”… “no es un premio para los buenos, sino la fuerza para los débiles, para los pecadores, es el perdón, el viático que nos ayuda a andar, a caminar” (Junio 2015).
Empuje para la misión: “Este es el sentido del espíritu misionero de la Eucaristía: vas, celebras la Misa, comulgas, haces la adoración… ¿y después? Entonces sal, sal a evangelizar”, ya que “la Eucaristía nos empuja a un amor fuertemente comprometido con el prójimo, porque no podemos comprender y vivir verdaderamente su sentido si cerramos el corazón a los hermanos y hermanas, especialmente a cuantos son pobres, sufren, están agotados o perdidos en la vida” (Junio 2023).