En muchas ocasiones vemos la Cruz sólo como un signo de la cristiandad, o bien como la respuesta a nuestros sufrimientos, o incluso como un recuerdo de la entrega y sacrificio del Señor; sin embargo, sería bueno comprender con el corazón y desde la fe que la Cruz es experiencia de vida y encuentro con Cristo.
Es por Jesús, el Señor, por quien se exalta la Santa Cruz, porque es la respuesta obediente al plan salvífico del Padre. Por lo mismo, Jesús desde la Cruz hace la comunicación perfecta entre Dios y los hombres, a través del madero vertical que es comunicación con Dios hacia el cielo y desde el madero horizontal, con sus brazos abiertos con toda la humanidad, para enseñarnos que cuanta más cercanía tengamos con los hermanos mejor comunicación tenemos también con Dios.
La Cruz es la entronización del Rey de reyes como verdadero Dios y verdadero hombre. Es el triunfo ante la muerte, victoria ante los hombres para la salvación de todos y respuesta filial a la voluntad del Padre. La Cruz nos hace más cristianos, más humanos, más generosos, más solidarios y esperanzados en que también podemos cargar nuestras propias cruces para ser verdaderos discípulos de Jesús. Es la elevación de nuestra esperanza y la liberación de nuestras ataduras, porque en la cruz encontramos el camino de entrega, de amor, de reconciliación y la gratuidad a los hermanos.
En la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, tengamos fe madura en la escucha de la Palabra y en la práctica, para compartir nuestra vida con sabor a entrega y por qué no, con sabor a misericordia, a imagen de Jesús.
Miremos con esperanza y generosidad las cruces de tantos hermanos que en silencio entregan sus vidas sirviendo al prójimo, de aquellos solos o aislados que sufren en silencio; las cruces de tantas familias que no pudieron abrazar a sus seres queridos, las de aquellos hombres y mujeres que luchan para dar un mejor futuro a sus hijos. Exaltemos juntos la grandeza de la Santa Cruz siendo humildes y esperanzados como el Hijo de Dios.
P. Ricardo González Vilchez
Sacerdote Paulino