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Carlo Acutis: La esperanza de una santidad siempre joven

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27 Nov

Próximos a vivir el Jubileo del Año Santo de 2025, somos invitados por el Papa a reavivar la esperanza, aquella virtud de los fuertes, de los que, con los pies en la tierra, siguen adelante, miran hacia adelante, con los ojos fijos en el Señor.

En los últimos años y en medio de tantas dificultades a nivel nacional e internacional, en la Iglesia y en la sociedad, el Señor no ha dejado de acompañar a su pueblo, especialmente dando a la Iglesia un nuevo rostro de santidad: sencilla, accesible, “santidad de la puerta de al lado”. Así han surgido los testimonios de mártires como nuestra beata Aguchita o laicos como Piergiorgio Frassati, José Gregorio Hernández y el querido Carlo Acutis. Este último, un adolescente de 15 años, italiano, y próximamente uno de los primeros beatos del nuevo siglo (y milenio) en ser canonizado.

¿Qué hizo Carlo para ello? Vivir con alegría su vida, apasionado por las cosas de Dios, siendo amigo de Jesús y María, y de la gente con la que compartía sus días. Es un santo de lo cotidiano que encontró en la Eucaristía su “autopista” para el Cielo y que hizo uso de los medios digitales para dar a conocer a Jesús y propagar el amor a María Santísima.

Quienes lo recuerdan, ya sea en su casa y barrio o en su escuela y parroquia, reconocen que el pequeño Carlo llevaba la luz de Jesús en su trato amistoso, en sus iniciativas solidarias y en una sabia combinación de jugar, hacer amigos, amar a los animales y tener momentos sagrados de silencio para encontrarse con Dios en la oración y en el Rosario de la mano de la Virgen.

Una leucemia fulminante lo llevó a la eternidad en pocos días, un 12 de octubre de 2006. Había ofrecido su vida por el Papa y la Iglesia. En 2020, el papa Francisco firmó el decreto de su beatificación y este año ha aprobado su canonización, a efectuarse pronto. Sus restos descansan en Asís, donde el querido san Francisco sembró la santidad de Dios con su testimonio de vida. Ambos, hermanos universales, nos señalan el camino: Jesús. Con simpleza, amor ardiente, esperanza en Dios, los brazos abiertos a todos y mucha alegría.

Y a nuestro joven santo Carlo le decimos: Carlo, enséñanos a amar a Jesús con toda nuestra vida. Carlo, que la Eucaristía sea también nuestra autopista al Cielo. Carlo, ayúdanos a estar unidos a Dios como nuestro programa de Vida. Carlo, que de la mano de María, podamos crear redes para unir a todos. Carlo, cuida de los niños y los jóvenes, que no se dejen robar la esperanza. Carlo, que todos experimentemos la alegría de saber que Cristo vive.

P. José Miguel Villaverde, SSP

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