En el tiempo de Jesús, como ahora, la comunidad había desvirtuado el camino. Era inaceptable. Los Profetas, poco a poco, venían anunciando un nuevo camino. Era necesario una nueva forma de vida. "Al llegar la plenitud de los tiempos", Juan el Bautista, anuncia que la humanidad está por entrar en ese nuevo camino. Juan prepara al pueblo invitándolo a la conversión; luego anuncia que llega Jesús a quien: "yo no merezco desatarle las correas de sus sandalias... Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego". Así inicia el nuevo camino para la sociedad, con el bautismo de Jesús que hoy recordamos.
MI TRANSFORMACIÓN
El nuevo camino para los bautizados lo conocemos en la vida Jesús y está descrito en su bautismo. Del cielo llegó una voz que decía: "Tú eres mi hijo, el predilecto, en ti me complazco". El día de tu bautismo recibiste la semilla del reino de Dios; fue depositado en tu interior. Ya eras su hijo, faltaba que te inscribieran en la comunidad católica para que iniciaras el recorrido de un nuevo camino. Con el don de la gracia recibida y tu esfuerzo cotidiano, estás invitado a hacer crecer ese reino de Dios que recibiste, pequeño como un grano de mostaza, para que un día el Padre celestial te diga: "Tú eres mi hijo, el predilecto, en ti me complazco". Pero no termina ahí: Jesús te regaló en su mensaje, el cómo recorrer ese nuevo camino. En el camino desvirtuado se decía: "ojo por ojo, diente por diente". Con Jesús el nuevo camino es diferente: Ama a tu prójimo como Dios te ama. Por lo tanto, podemos decir: "antes de Cristo, después de Cristo".
UN OBJETIVO CLARO EN TU VIDA
El nuevo camino que iniciaste el día de tu bautismo, alcanzará la plenitud cuando llegues a las puertas del reino de Dios y Jesús te diga: "pasa bendito de mi Padre a su reinado". Procura que este objetivo, pase lo que pase, siempre esté claro para ti y también para tu familia.
P. Guillermo Gándara Estrada