En la Biblia se presentan relatos sobre la vocación divina que tocó las vidas de figuras fundamentales en la historia de la Salvación. A través de las vidas de Abrahán, Moisés, Gedeón, David y los discípulos de Jesús, encontramos ejemplos interesantes de cómo Dios llama a personas para un propósito mayor.
Abraham, conocido como el Padre de la Fe, respondió al llamado de Dios para dejar su tierra y emprender un viaje hacia la tierra prometida (Cf. Gn 12, 1-3). Su vocación fue una alianza que trascendió las expectativas y las dudas humanas. Moisés, por su parte, fue llamado por Dios desde una zarza ardiente para liderar a los israelitas fuera de la esclavitud egipcia (Cf. Ex 3, 1-12). Su vocación se basó en liberar a su pueblo y guiarlos hacia la libertad. Gedeón, un humilde agricultor, fue elegido por Dios para liderar a Israel en tiempos de opresión (Cf. Jc 6, 11-24). Su historia nos recuerda que Dios puede llamar a personas comunes para lograr obras extraordinarias. David, el valiente rey de Israel, fue ungido por Dios a una edad temprana, siendo el último de ocho hijos, demostrando que la vocación no tiene límites de edad. Su vocación implicó liderazgo, valentía y la promesa de una dinastía eterna.
Los discípulos de Jesús, pescadores (Cf. Mc 1, 16-20) y recaudadores de impuestos (Mc 2, 13-14) fueron llamados a seguir al Mesías y convertirse en sus apóstoles (Cf. Mc 3,13-19). Sus vocaciones trascendieron sus ocupaciones mundanas, mostrando cómo Dios llama a personas en cualquier momento y lugar.
Estos relatos subrayan que la vocación divina es una expresión de la gracia y el llamado de Dios a la humanidad. Muestran que no se limita a una élite espiritual o social, sino que puede llegar a personas de diversas ocupaciones y antecedentes. También revelan que la respuesta a la vocación implica una entrega total a la voluntad de Dios en favor de la comunidad, a menudo implicando desafíos y sacrificios.
La vocación divina no solo se trata de un llamado personal, sino también de un compromiso con un propósito mayor. A través de estas historias, vemos que la vocación es un recordatorio de que, como seguidores de Dios, estamos llamados a servir, amar y liderar en respuesta a su llamado.
Luis Eduardo Breña Solano
Centro Bíblico San Pablo