La Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra desde 2017 en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, tiene como objetivo estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro y se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad.
A propósito de esta Jornada, quisiera presentar desde una perspectiva bíblica el concepto de pobres en la Biblia. Los pobres no sólo son aquellos que ca-recen de recursos materiales, sino también aquellos que reconocen su dependencia total de Dios y depositan en Él su confianza. En este sentido, el término hebreo "anawim" se refiere a los humil-des, los oprimidos y los desfavorecidos que buscan refugio en el Señor.
El concepto de los anawim en la Biblia revela el corazón de Dios y su amor preferencial por los pobres. En el A.T. encontramos numerosos pasajes que exaltan la importancia de cuidar y proteger a los pobres. El Salmo 72, 12-14 afirma: "Pues librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara; se apiadará del débil y del pobre, salvará la vida de los pobres. La rescatará de la opresión y la violencia, considerará su sangre valiosa".
En el N.T., Jesús mismo se identifica con los pobres y los proclama bienaventurados. En el Sermón del Monte, en Mateo 5, 3, dice: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". Aquí, Jesús no se refiere únicamente a aquellos que son pobres económicamente, sino a aquellos que reconocen su necesidad de Dios y se humillan ante Él.
El llamado bíblico a cuidar de los pobres (anawim) implica brindarles asistencia material, pero también la promoción de la justicia y la igualdad. En Isaías encontramos un poderoso mandato en 1, 17: «Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, reprendan al opresor, defiendan los derechos del huérfano y aboguen por la causa de la viuda".
La preocupación por los pobres también es una responsabilidad comunitaria. En los Hechos de los Apóstoles leemos acerca de la solidaridad de los primeros cristianos, quienes compartían sus posesiones para que ninguno de ellos estuviera en necesidad. Por eso, desde la Biblia se nos invita a reconocer la dignidad inherente a cada ser humano, sin importar su situación económica. Se nos insta a ser generosos y a luchar por la justicia social, trabajando por el bienestar integral de los pobres.
Luis E. Breña Solano
Centro Bíblico San Pablo Perú.