Noviembre es el mes de un santo, que vistió de caridad la ciudad de Lima del siglo XVII, y cuyo testimonio de amor a Dios en el prójimo, trasciende a través de los siglos.
Hijo de Ana Velásquez, esclava liberta y Juan de Porras militar español, Martín pasó su infancia y adolescencia con muchas necesidades. El ser un hijo “ilegitimo” y “mulato”, adjetivo peyorativo que se usaba para nombrar a los hijos de españoles con mujeres negras, le valió la discriminación de la Lima colonial, pero Martín, nunca guardó rencor ni resentimiento, pues su profunda fe lo sostenía. Desde la adolescencia aprendió los oficios de barbero y dentista, así como a curar con hierbas medicinales, pero entre estos talentos resaltaba su profunda espiritualidad. Con este bagaje llegó al Convento de Santo Domingo donde fue admitido como donado, ya que su condición no le permitía ser fraile.
MARTÍN DE LA HUMILDAD
En el Convento fue encargado de los oficios más humildes, dando cátedra de obediencia y sencillez. Escoba en mano se le veía limpiando los inacabables claustros, tanto como postrado en el templo ante Cristo, en profunda oración y levitación. Tras nueve años, por sus virtudes y méritos, fue admitido, como hermano profeso, pasando a llamarse fray Martín.
MARTÍN DE LA CARIDAD
Su nuevo encargo como fraile fue la enfermería, desde allí, con amor paternal atendía a todos los enfermos de la ciudad, indígenas, negros esclavos, blancos y hasta autoridades se ponían con fe en sus benditas manos. “Yo te curo, el Señor te sana” era la respuesta al agradecimiento de tantos hermanos que en él encontraron salud y consuelo. Desde su enfermería, Martín se encargaba de dar alimento y sustento a cientos de personas que pasaban por una caridad.
MARTÍN DE LA IGUALDAD
Martín recibió con igual amor al rico y al pobre, al que necesitaba salud, como al que necesitaba sustento. La famosa historia de dar de comer a perro, pericote y gato del mismo plato fue un hecho real, que no solo nos habla de su amor y preocupación por los animales, sino es un mensaje de unidad para todos los tiempos. Pidamos al Señor, por intercesión de nuestro San Martín, la unidad y reconciliación de todo nuestro país.
Equipo Paulino