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Pasar por la Cruz para participar de la Glorificación

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12 Mar

El relato de la Transfiguración en Lc 9, 28b-36, nos presenta a Jesús glorificado de una manera anticipada a su resurrección. El objetivo de esta narración es presentarle a los tres discípulos más cercanos a Jesús, que su misión no terminará en fracaso. Pero no lo comprenderán plenamente hasta que Jesús resucite. Este texto también es un itinerario en el camino de la Cuaresma, al igual que los discípulos estamos aprendiendo de Jesús y se nos muestra que, no puede haber glorificación sin la cruz de Jesús.

Lucas presenta su subida de Galilea a Jerusalén, donde será ejecutado en la cruz como un nuevo Éxodo que será consumado en Jerusalén, en ese sentido, toda nuestra vida, que el tiempo Cuaresma busca representar en la liturgia, es una peregrinación, un éxodo que nos llevará a vivir nuestra Pascua eterna, y participar de la Resurrección.

El tema del sufrimiento humano, como vía para la glorificación y de reconciliación de Dios con el hombre y su valor expiatorio surge del libro de Isaías, en especial del cuarto cántico del Siervo Sufriente, Is 52, 13—53, 12, donde el profeta ve a la misma comunidad judía que sufre en el destierro, como un sustituto a los animales que se sacrificaban en el Templo, porque estaba destruido. El sufrimiento del pueblo expía sus propios pecados y lo reconcilia con Dios. Al inicio del cuarto cántico se afirma que el siervo, (la comunidad o el Pueblo de Dios), será levantado y ensalzado de sobremanera (Is 42, 13). Los evangelistas reinterpretaron este pasaje, y vieron que Jesús y su pasión en la cruz cumple de manera plena con lo anunciado por el profeta. Jesús y su cruz vienen a sustituir los sacrificios del Templo, y con su glorificación marca el camino de la Nueva Pascua cristiana.

En este tiempo de Cuaresma, ofrezcamos a Dios, nuestra vida, con toda sus dificultades y sufrimientos para prepararnos en nuestro éxodo/camino a la Semana Santa y así poder participar de la glorificación del Hijo de Dios. Pero no debemos malinterpretar, Dios no quiere que el hombre sufra, solo le da la oportunidad para convertir algo malo en algo bueno como medio para ser semejantes a su Hijo.

Luis Breña

Centro Bíblico San Pablo

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