La festividad de los santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen María, abuelos de Jesús y la Jornada Mundial de los Ancianos, anunciada por el Papa Francisco para el 4to. domingo de julio, nos da la oportunidad de felicitar a los abuelos y ancianos; también para recordarnos, como sociedad católica, el valor que tienen en las familias. El papa Francisco lo repite una y otra vez: "los ancianos aportan la memoria y la sabiduría de la experiencia, que invita a no repetir tontamente los mismos errores del pesado" (EG 108).
PRINCIPIOS QUE LOS ANCIANOS NOS ESTÁN TRASMITIENDO Y EL COVID PIDE.
Nuestros ancianos nos están dejando como herencia, y el Covid lo reafirma, como necesarios, los valores humanos y cristianos; sabemos que, por la agresividad social, muchos valores de los ancianos se quedaron en el olvido. Se olvidó el calor humano del hogar, el respeto, la capacidad de escucha, la fidelidad, la comprensión... inclusive, algunas familias olvidaron a Dios, a Cristo, a la Virgen María, la comunidad parroquial, la oración cotidiana, el agradecimiento... Los abuelos, los ancianos, con frecuencia le ofrecían en silencio a Dios sus lágrimas al percibir la superficialidad, el vacío y el sin sentido de la vida en la familia. Sentían que morían en medio de un caos social, familiar y con una agresiva pandemia.
Es la modernidad, lo decían con tristeza. Por gracia de Dios, los cristianos supimos leer los signos de los tiempos que nos está dejando el Covid19; supimos leer la necesidad de volver a amar a Dios, al prójimo; de recuperar los valores humanos, familiares cristianos católicos. Veneremos a los ancianos, siendo actores de la nueva época en la familia. Regalemos hoy. una sonrisa a nuestros ancianos, en este día tan especial; pronunciemos un gracias hecho oración por el amor que siembran en nuestro corazón y detectemos su alegría porque perciben que dejarán una familia maravillosa.
EQUIPO PAULINO