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Antes de hablar de ministros extraordinarios de la comunión, es oportuno aproximarnos al significado de ministerio desde la realidad evangélica. Sencillamente la Iglesia nos dice que Ministerio es servicio como Cristo Servidor, que pide que seamos gratuitos en respuesta a la vocación de servir a los demás.

Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Becchi-Castelnuovo, un pueblo cerca de Turín Italia. Su padre, Francisco Bosco murió cuando Juan tenía apenas dos años y su madre, Margarita Occhiena se encargaría sola de su crianza y educación marcada por un gran amor, pero también gran disciplina. Juan fue un niño de gran fe avivada por su madre, su gran catequista. A los 9 años tiene un sueño donde Jesús y María le revelan lo que más adelante será su misión, guiar, educar y rescatar a los niños y jóvenes más pobres y abandonados “no con golpes –le dice Jesús en este sueño– sino con mansedumbre deberás ganarte a estos tus amigos instruyéndolos sobre la maldad del pecado y la belleza de la virtud… y tendrás como guía y maestra a mi Madre”.

Cuando hablamos de conversión podemos decir que es un proceso para ir dejando moldearse, transformarse, cambiar, volver a empezar, a redirigir la propia vida hacia un crecimiento espiritual que se va adquiriendo como proceso del conocer con el corazón, la mente, la voluntad y el ser en el espíritu de cada uno.

La Iglesia celebra hoy el Bautismo del Señor. Recordar tu bautismo es una oportunidad para evaluar los frutos cristianos, tanto en la vida personal, como para la familia y la comuni­dad.

El lema del Año Bíblico es: Para que la Palabra del Señor siga avanzando (2Ts 3,1) y tiene como objetivo: En camino con la Iglesia, renovarnos mediante la familiaridad, el estudio y la lectura orante de las Sagradas Escrituras, para vivir de la Palabra, de modo que este alcance a todos, especialmente las periferias existenciales y del pensamiento.