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El Adviento y la Justicia Social

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12 Dic

El evangelio del Tercer Domingo de Adviento, (Lc 3, 2-3.10-18) nos propone un camino de conversión para recibir a Jesús y es el camino de la justicia, la caridad y el perdón.

La exigencia de Juan es la misma que la de Jesús en el Sermón de la Montaña, el cristiano está llamado a desprenderse de sus posesiones de manera libre movido por su compasión por las personas que no tienen o tienen poco. Esta exigencia está representada en dar la túnica a una persona que es tan pobre que no tiene con que vestirse.

Tiene una exigencia económica representado, no se debe recaudar dinero más de lo justo a los que tienen una función en la administración pública o en el cobro de impuestos o, a los que ejercen algún tipo de autoridad sobre las personas, deben evitar la tentación de corromperse, de extorsionar o de abusar del poder.

La venida de Jesús asocia dos elementos importantes, el bautismo del Espíritu Santo y el juicio de Dios expresado a través del fuego. El cristiano está llamado a vivir una vida perseverando en la fe, siendo fieles a Jesús, y viviendo según la guía del Espíritu Santo.

El tiempo de Adviento es un momento propicio para reflexionar si como país, estamos practicando la justicia o, somos culpables de injusticia y corrupción. Las divisiones sociales que afrontamos y los enfrentamientos entre diversos grupos es un síntoma, de no estar viviendo según los valores del Evangelio. Debemos recibir el nacimiento de Jesús y su advenimiento como Señor y Juez, con el corazón limpio, esto no se puede lograr solo a base del esfuerzo personal, o con un simple propósito de mejorar, sino que debemos abrirnos a la generosidad y el amor del Espíritu Santo para trasformar nuestras vidas y estar sumergidos (bautizados) en Él.

Que el Adviento sea un momento intenso de oración, de preparación estando siempre abiertos a la gracia de Dios para vivir la alegría de la llegada de Jesús en Navidad, con un corazón puro y restaurado. Vivamos este tiempo litúrgico en familia, en comunidad, porque la fe cristiana no es una fe para vivirla a solas, sino en compañía de los demás, haciendo este mundo más justo.

Luis Breña

Centro Bíblico San Pablo

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