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El milagro del amor que se expresa como perdón

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24 Oct

La muerte de Jesucristo es oferta de salvación y vida para todos los seres humanos, necesitados de redención. Jesús salva mediante la cruz, expresión de amor que se expresa como perdón, pues el perdón es la garantía del verdadero amor. Sólo quien ama, perdona. Y se perdona a quién se ama. Amor y perdón son directamente proporcionales.

La devoción al Señor de los Milagros es una fuerte invitación a la conversión. Así lo ha entendido el pueblo de Lima que, en octubre, hace penitencia y busca el perdón divino sobre todo mediante el sacramento del perdón. Así lo muestran las largas filas de devotos que buscan confesar sus pecados y recibir la gracia del perdón, al punto que, junto al Santuario de las Nazarenas, las diligentes monjas procuraron en 1990 la construcción de una gran Capilla de la Reconciliación. Otro signo de este deseo de conversión es que la tradición de la ciudad ha llamado al mes de octubre la «cuaresma limeña», considerando el mes del Cristo de Pachacamilla como un tiempo de conversión, de revivir la oferta viva de la salvación.

Contemplando la escena de la crucifixión, se comprende el don de amor de Jesús, Hijo de Dios, se vislumbra el gran milagro: el amor misericordioso de Dios que perdona. El devoto que madura el amor a su Señor hace más que acudir un rato a la procesión, aviva el deseo y la determinación de recorrer la vida contando con Jesús, pidiéndole el don de no separarse nunca de Él, de no despreciar su amor jamás, de saber vencer la fuerza del pecado con el don de la gracia divina que brota de la cruz. Octubre es, en Lima, y por extensión en todo tiempo y lugar que se celebra al Señor de los Milagros, un mes de reconciliación con Dios, de reconocer la propia insuficiencia, el pecado, y volver a la amistad viva con el Señor. Él convoca a quien le busca fijándose no en las miserias personales, sino en la grandeza que Él sabe que cada quien puede alcanzar, si se deja convertir por Su amor. El gran milagro de octubre ha de ser la conversión, un mayor crecimiento en el seguimiento de Jesús, dejando atrás la mediocridad y el pecado.

Pbro. Pedro Hidalgo Díaz

Del Libro: “Con los ojos fijos en el Señor”

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