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    Santo Tomás, apóstol

    03 Jul

    Te‘om, que significa “gemelo”

    Tomás está entre los pescadores galileos llamados por Jesús, y si bien el suyo parece más un sobrenombre, no se conoce el motivo de este apelativo. Si bien es uno de los doce apóstoles, los pocos detalles de su vida los conocemos según lo que nos entregan los Evangelios, desde su llamado (Mt 3, 10), su fortaleza de carácter (Jn 11, 16) y el dato más representativo de su vida “el ver para creer” (Jn 20, 28).

    Un dato relevante en la vida de santo Tomás es la revelación de Jesús en la última cena: “Cuando me haya ido y les tenga preparado un lugar, volveré para llevarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes”. Ante la perplejidad y silencio de los apóstoles, Tomás se atreve a preguntar: “Si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino? Jesús le dijo: Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre sino es por mí” (Jn 14, 3-7). Con su respuesta a santo Tomás, Jesús una vez más deja en claro la ruta por donde avanzar para quienes quieren seguir sus pasos.

     “Señor mío y Dios mío”

    Si bien, santo Tomás aparece en los Sinópticos como el apóstol práctico y algo incrédulo, por otra parte, también representa el coraje y la valentía de acompañar a Jesús en su Pasión, a diferencia de los demás apóstoles que sucumben ante los tormentos y la muerte anunciada por el Maestro en el camino a Jerusalén (Jn 11, 16).

    Sin embargo, el episodio que más nos acerca al apóstol se presenta ocho días después de la resurrección, cuando Jesús se aparece en medio de ellos y les dice: “Acerca tu dedo: aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en la herida de mi costado, y no seas incrédulo sino creyente” (Jn 20, 26-28). La profesión de fe de Tomás: “Señor mío y Dios mío” se materializó en su entrega incondicional predicando la Buena Nueva entre los partos, medos, persas, hircanios y más tarde en la India hasta entregar su vida por todos los dichosos que creyeron sin haber visto.

    P. Luis Neira R, ssp.

    Editorial San Pablo

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